lunes, 3 de enero de 2011

" El desconcierto del voto socialista". Cándido Marquesán

De no mediar un cambio radical de la política del Gobierno, sus votantes se van a decantar por otras opciones.

03/01/2011 CÁNDIDO Marquesán


La izquierda se muestra mucho más crítica hacia los gobernantes de su propio partido que la derecha. Lo estamos constatando en estos momentos que el Gobierno de ZP está poniendo en práctica un conjunto de medidas políticas, muy alejadas de los principios ideológicos de la socialdemocracia.

Esta circunstancia resulta impensable en los populares, tanto en su clase dirigente como en sus militantes y votantes. Cabe recordar la pasividad que mostraron cuando José María Aznar decidió meternos en la guerra de Irak. Los dirigentes populares no se atrevieron a discrepar de su gran líder, con la única excepción de Rodrigo Rato. El comportamiento fue muy parecido entre sus militantes y votantes. La derecha siempre cierra filas y sigue votando a los suyos, pase lo que pase.

En la izquierda hoy vemos cómo destacados dirigentes del PSOE se muestran discordantes con el Gobierno de ZP, lo que no deja de ser positivo y cabe interpretarlo como que el partido está vivo. También es cierto que hoy es más fácil oponerse a ZP, ya que parece una figura en claro declive. Confío que en este caso no sean válidas las palabras del conde de Romanones "Cuando se derrumba uno desde las alturas del poder, es difícil averiguar quiénes son los últimos en abandonar al caído; porque al caído todos le abandonan de golpe. Acontece como con las ratas cuando el barco comienza a hacer agua". El primer aldabonazo lo hizo el pasado junio Tomás Gómez, líder del Partido Socialista de Madrid (PSM), negándose ante ZP a retirar su candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid y dejar paso a Trinidad Jiménez. Prosiguió otro barón socialista, José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, ya que en el pasado octubre dijo "Los socialistas estamos fallando estrepitosamente. Si no se cambia el rumbo, el partido va a una catástrofe electoral". Ahora, de nuevo, Tomás Gómez, no ha tenido problema en señalar ante el comité regional del PSM: "Apoyamos las medidas adoptadas por el Gobierno, pero estamos muy preocupados, ya que los mercados deben ser gobernados por los Gobiernos". "La reforma de las pensiones tiene que venir desde la izquierda no de lo que marquen los mercados". El lehendakari, Patxi López, acaba de expresarse con no menos contundencia: "Parece que la única salida a la crisis es reducir los servicios públicos universales y reducir las pensiones, y si hacemos eso, los mercados se ponen contentos. El que hoy las medidas de izquierda no sean las imperantes en los acuerdos entre Gobiernos, no quiere decir que tengamos que olvidarlas. Tenemos que reivindicarlas con más fuerza, para recabar apoyos y que los más débiles no se queden huérfanos".

A su vez, cada vez hay más diputados socialistas críticos especialmente por la reforma de las pensiones. Manuel de la Rocha, vinculado a la UGT y José Antonio Pérez Tapias, portavoz de IS-PSOE. Antonio Gutiérrez por el apresuramiento que está mostrando el Gobierno en ponerla en práctica, cuando por su trascendencia y calado debería hacerse con sosiego. Juan Barranco ha dicho que si las pensiones no peligran en 20 años, por qué hay que hacer ahora la reforma, a pocos meses de unas elecciones. Además a otros muchos parlamentarios les parece descabellado que con una simple explicación de la reforma, la sociedad la vaya a aceptar. Entre los históricos del PSOE, Joaquín Leguina ha dicho de forma provocadora: "¿Por qué llaman reformas de las pensiones, cuando lo que quieren hacer son rebajas?".

Numerosos militantes y votantes del PSOE se muestran no menos críticos. No hay más que oír los comentarios de la calle y los sondeos de las encuestas, que muestran la evolución del voto socialista en caída libre. El último cambio ministerial que generó tantas expectativas de producir un viraje en las encuestas se ha desvanecido. Por ello, de no mediar un cambio radical de la política del Gobierno, un porcentaje importante de quienes fueron sus votantes, se van a decantar por otras opciones: la abstención, el voto a otros partidos verdaderamente de izquierdas, e incluso hacia los populares. Tengo la impresión de que por mucha labia que muestre Rubalcaba, que la tiene, hay determinadas decisiones políticas que son inexplicables e indigeribles para un ciudadano de izquierda, pero de izquierda de verdad, no de boquilla. Por ello, hoy entre muchos votantes socialistas predomina un sentimiento de gran desconcierto, generando una fuerte desmovilización con la consiguiente abstención, circunstancia que beneficia a los populares. Es erróneo que un partido de "izquierdas" haciendo una política de derechas pretenda mantener su electorado tradicional, como también ganar votos en la derecha para compensar los que pierda en la izquierda.

Por ende, la cúpula dirigente del PSOE debería hacer un profundo acto de reflexión, a no ser que ya haya asumido que se ha acabado un ciclo y también admitir con una mentalidad abierta las críticas dentro de sus propias filas, ya que "cualquier idea que no pueda ser cuestionada, que no se enfrente abiertamente a sus opuestas, con el tiempo degenera". Mientras tanto desde el PP se frotan las manos. Mariano Rajoy ha llegado a la conclusión de que lo mejor para sus intereses electorales es que ZP termine de quemarse del todo haciendo el trabajo sucio, para que cuando él le suceda el panorama esté suficientemente despejado. Así es la política.

Profesor de instituto

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