Para mi hijo de 8 años y para mí, la mejor lista de la compra sería no tener que ir a comprar nunca jamás... Odiamos ese momento como ninguno de nuestras vidas, así que para hacerlo más divertido, jugamos en el supermercado al escondite, cantamos una canción cuando suena la megafonía pensada para ridiculizar sus mensajes, simulo que voy a meter al niño al congelador de los helados,... El carro, para nosotros, a veces es un coche de fórmula 1 y otras una excavadora, simulamos peleas de kárate, etc. Todo lo que se puedan imaginar para convertir en positivo un momento de "agobio compartido".
Eso sí, hemos de reconocer que en Navidad, cuando no paran de sonar villancicos por megafonía, nos cuesta mucho más superar el trauma.
¡Ah! , por cierto, nunca llevamos lista. ¡¡No la necesitamos!!
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